Peregrinos ilustres: Alfonso III el Magno, un benefactor de primera hora
Llamado también el Grande, Alfonso III el Magno nació alrededor del año 848 y murió en el 910 en Zamora. Según recoge la Gran Enciclopedia Gallega, fue el «benefactor inicial del santuario compostelano, que en su reinado comienza a manifestarse como gran centro espiritual del Reino astur». Lo cierto es que las iniciativas de este monarca ayudaron de manera decidida a la consolidación de la inventio jacobea en su primer siglo de existencia. Una de ellas fue la donación a la Iglesia compostelana, como prueba de agradecimiento al Apóstol, de los bienes del conde gallego Hermenegildo, que se había sublevado contra él.
Viajó a Compostela previsiblemente en el año 872 y, con seguridad, en el 874, acompañado de su esposa, Jimena, una de las primeras mujeres peregrinas conocidas. Realizaron una donación en la que se incluía una cruz de oro y pedrería de estilo asturiano montada sobre madera. Es la ofrenda a Santiago más antigua de la que hay constancia concreta y una de las más famosas de la historia, según la mencionada enciclopedia.
Alfonso III fue receptivo a las peticiones para construir un nuevo templo, e incluso facilitó materiales que hizo llevar a Santiago incluso desde el sur de la Península Ibérica, fruto de sus conquistas. En mayo del 899 volvió a Compostela desde Oviedo para presidir la consagración de la nueva iglesia.