Oseira, el gran monasterio en el Camino del Sudeste ourensano
Hay que escribir con mayúsculas. Porque la foto perenniza uno de los más excepciones hitos del Camino que ya es perenne por sí: el monasterio de Oseira, en la provincia de Ourense y en el Camino del Sudeste, a su vez desviación de la Vía de la Plata. No sólo por su historia. No solo porque haya sido tan bien rehabilitado que haya recibido en su día el premio Europa Nostra. No sólo porque una comunidad religiosa haya vuelta a habitar en sus muros.
Para ser sinceros, el enorme monasterio se encuentra en un ramal secundario de esa ruta jacobea. ¿Por qué? La razón no hay que buscarla solo en la orografía, más amistosa hacia el oeste, más abrupta por estos pagos. También influiría, pero no hay que olvidar que los “enemigos” del peregrino fueron, históricamente, tres.
El primero, los ladrones. Los hubo siempre, aunque tampoco eran una plaga. Esa es una de las razones por las que los peregrinos preferían por lo general andar en grupo y no solo por esos montes y bosques de Dios.
El segundo, las llagas en los pies. Mientras que los primeros han desaparecido y todo lo más han sido sustituidos por algún que otro ratero de poca monta, las llagas continúan siendo habituales, sobre todo porque muchas personas se echan a andar con calzado nuevo.
Y el tercero, los curas, siempre dispuestos a pedir limosna. Por eso mismo el peregrino no se desviaba en Cea hasta Oseira y prefería seguir subiendo hasta Dozón.