El Camino Inglés entre Miño a Betanzos: asfalto por todas partes
Sobra asfalto. Esa es la primera conclusión a la hora de hablar del tramo del Camino Inglés que une Miño con Betanzos, una docena de kilómetros con muy buenas panorámicas sobre una ría frecuentada desde la antigüedad, como demuestran los castros que todavía se conservan en una ribera y en otra.
La salida del centro de Miño no resulta grata. Si bien a la vía en sí se le ha procurado dar una imagen más humanizada y amable, como muestran las fotos inferiores todavía quedan aspectos estéticos muy mejorables.
En seguida se llega a Ponte do Porco, por asfalto, firme que ya no se va a dejar de pisar hasta mucho más allá de San Pantaleón das Viñas: 150 metros de tierra tan sólo, y punto final.
Ponte do Porco es un lugar realmente bonito, con la desembocadura del río lambre, que se cruza por un puente del siglo XIX. Sin duda alguna, este es un error de diseño, puesto que río arriba se mantiene en pie otro puente, este gótico, que era realmente el utilizado por los peregrinos que desembarcaban en Neda o Ferrol.
A partir de ahí viene una muy larga y algo dura subida por una pista estrecha que cruza un bosque acogedor y bello, que conduce hasta el templo románico de San Pantaleón, muy apretado por viviendas.
Luego, pistas insulsas con buenas panorámicas en algunos puntos van a llegar al tesoro románico que es el templo de Tiobre, aviso de que viene un pronunciado descenso y un pronunciado ascenso hasta Betanzos.