Diego Guzmán, peregrino en 1610 ( y IV)
El diario de Diego de Guzmán fue estudiado y publicado por Julio Vázquez Castro, y salió a la luz de manos de Alvarellos Editora y de la Xunta de Galicia. De él recogemos estos párrafos. Únicamente se reproducen los que se refieren a la peregrinación en sí, comenzada el 19 de septiembre de 1601, domingo.
Jornada que hizo don Diego de Guzmán, limosnero y capellán mayor de sus magestades en su nombre a la Santa Iglesia del Señor Santiago de Galiçia a visitar su santo cuerpo y ganar el jubileo.
Miércoles 20: Partí para Medina de Rioseco, tras leguas, donde comimos y desde allí partimos para Valladolid, donde llegamos de noche, posé en casa de don Gregorio de Tobar, como a la ida.
Jueves 21: Estuve en Valladolid, visité a las Descalzas, Franciscas y a la duquesa de Medina, y di orden en algunas cosas de la obras de las Descalzas conforme a lo que la reina, nuestra señora, me había enviado a mandar.
Viernes 22: Partí de Valladolid por la mañana, fui a comer a Valdestillas y a dormir a Olmedo.
Sábado 23: Después de haber dicho misa partí para Arévalo, donde comí en casa de don Juan Tello, caballero mayorazgo, fui a dormir a Pajares.
Domingo 24: Después de haber dicho misa fuimos a comer a Ávila, comí en el monasterio de Santa Ana, donde está mi hermana. Fui a Santa Catalina al anochecer a visitar a mi señora doña Luysa de Guzmán, mi tía, hermana de mi padre. Dormí en las casas de los Guzmanes, que son en la Pescadería, y hoy tiene el mayorazgo de ellas el señor don Pedro, mi hermano.
Lunes 25: Después de haber dicho misa en Santa Ana partí para Huracamiguel, tres leguas, lugar de veinte vecinos, comí allí y después llegué al Espinar, cuatro leguas, posé en las casas del obispo de Córdoba, el licenciado Laguna.
Martes 26: Después de haber dicho misa en la iglesia mayor partí para Guadarrama, tres leguas, donde comimos y después de comer partimos para El Escorial, donde llegamos al anochecer. Fui luego a besar la mano de sus majestades y por estar el rey, nuestro señor, en casa entré primero a besarla a la reina, nuestra señora, y a la señora infanta doña Ana, que estaba con su majestad. Besele la mano y di cuenta de toda mi romería, que oyó su majestad con mucho gusto y me hizo muy gran merced y favor.